jueves, 15 de febrero de 2007

EL OLOR DEL CIELO por María Rosa Lojo


Un día por año, durante una hora, es posible abrir la puerta del Cielo. El único requisito es estar atento para percibir el resplandor muy leve que dibuja en la pared de enfrente los contornos delicados y precisos de una puerta. Hay que empujarla con las dos manos y apoyar después todo el cuerpo, suavemente. Se sabe que uno ha entrado sólo por el olor del Cielo, que es peculiar e inolvidable y no se parece a ninguno de los olores de la Tierra, ni siquiera al del jazmín del Cabo o al de la algalia, o al del clavel suntuoso o al de las rosas de Cádiz, o al almizcle. No es posible recordar nada más porque el olor del Cielo marea y desmaya, confunde y oblitera todos los otros sentidos. Nadie puede relatar, por tanto, su visita al Cielo porque su único recuerdo es un olor, y éste es indescriptible e imperceptible para todos los demás seres humanos. Pero sí puede presentar la prueba, porque detrás del visitante se alinean los gatos y olfatean con adoración al que regresa del Cielo y maúllan, despechados, a la Luna que nunca baja, que siempre está demasiado lejos para olerla.

1 comentario:

Guillermo Cabado dijo...

Me gusta este blog!!!
Acaso el olor participe, en el sentido geográfico del término, del borde último de la palabra (¡¡¿cómo nombrar un olor sin que ya no sea?!!).
Te comparto un pedacito de una obra del 2004, "Las cinco menos cuarto", en la que se me apareció una operaria, Teca, encerrada cuan Robinson Crusoe en una fábrica de galletitas descontinuada desde hace años:

"Teca se desplaza hasta un fuentón sobre el que pende a medio entrar una pala mecánica oxidada para revolver la masa. La hace girar. Vierte sobre el fuentón un saco de harina, vacío, y huele esa nada. Ahora se dirige al ala oeste de la fábrica, mira hacia una rajadura del techo de chapa

Relator: Teca tiene un rallador de plata

Teca: En invierno se filtra el olor que despiden los paraguas al abrirse en la calle. El vaho inconfundible viene a dormirse sobre el metal de las máquinas. Al cabo de un mes ellas enrojecen de óxido.

Relator: Es un pequeño rallador

Teca: rcc shr (ralla los metales oxidados)
(recoge el polvillo en una cajita)
Nsf (aspira la fragancia que sube)
Cacao rojo cae en caja de cobre.
¿Se huele el dulzor? (camina hacia el ala sur) .
Junto en palanganas la lluvia que filtran aquellas goteras.
Descubrí que si al agua que cae de altura le mezclo cacao rojo tan rojo produzco una bebida (inspira profundo) de olor ácido dulce (otra vez inspira) claro como almizcle mezclado con limón.
Este perfume es una pista. Cada tarde quedo a un paso de lograr aquel aroma de galletitas horneándose que se apagó el día en que se fueron todos.
Apenas a un paso (inspira profundo). Pero siempre a un paso.
Aún."